Ashley Wood

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by Ashley Wood

lunes, 9 de mayo de 2011

De Oriente a Occidente


Como bien sabemos, hoy en día no es de extrañar ver a un asiático en un paseo matutino. En nuestra sociedad cada vez existe una mayor aceptación hacia esta cultura, que se ha ido instalando por todo el mundo en las últimas décadas. A pesar de los cambios producidos recientemente aún existe un gran desconocimiento sobre esta sociedad, sobre los cuales se aplican tópicos como por ejemplo, por citar algunos, “los chinos son muy trabajadores” o “los chinos son muy cerrados”. Todos éstos tienen su cierto grado de veracidad, así , hablaremos sobre cómo es verdaderamente la sociedad del gigante asiático.
En primer lugar, la palabra “trabajador” no es la adecuada, más bien, “eficiencia”. Debido a la ley del hijo único la mayoría de los padres desean que sus hijos sean los mejores, por eso , se está dando una situación en la que los niños son sometidos a una “presión”, pongamos un ejemplo: A un niño de 5 años se le lleva a clases de inglés, lecciones de piano, clases de natación, academias de caligrafía... todo ello a la vez y además van a una academia para preparar exámenes para entrar en una buena primaria.
En la educación de este país aparecen diferencias importantes, la primera gran diferencia ya se nota en el horario, siendo así en primaria 8h diarias, en secundaria 11h, y en bachillerato igual, pero añadiendo el sábado por la mañana y el domingo por la noche, por no hablar de los deberes...
la segunda gran diferencia es el nivel de estudios, por ejemplo, lo que estudian en “3º de ESO” sería lo que estudiamos aquí en Bachillerato. Lo bueno de esta forma de estudio es que existe una gran competitividad entre individuos, lo que genera una sociedad eficiente y de avance continuo, pero todo esto también tiene un lado negativo, pues estos alumnos no encajan bien el fracaso, o hasta algunas personas no consiguen mantener el ritmo llegando al punto de estar renegado de por vida a una “segunda posición”, es decir, caerá en la mediocridad.
A pesar de todo esto, existe una gran diferencia generacional. La verdadera generación “trabajadora” es aquella a la que pertenecerían nuestros padres, siendo la actual (años 80-90) más cercanos al estilo de vida occidental, por lo cual han llegado a adquirir mala fama por la pérdida de valores tradicionales.

Texto escrito por mí para la asignatura de lengua española

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