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Camino hacia delante, me detengo como cada noche para darme un respiro, sosegado, miro hacia atrás. Una ola de hojas perennes cruzan, casi bailando al son del viento, a mi lado... El movimiento ondulante, lento y veloz simultáneamente reflejan algo... algo maravilloso, bonito, y tal vez, sólo por esta vez, algo inverosímil.
Cada paso que doy me pesa más. Las huellas que dejo, a mi parecer, son cada vez más profundas; hay veces que pisé incorrectamente, veces que recorrí el lugar inadecuado, veces que, simplemente, mis pies no debían haberse movido, pero bueno... me moví ignorante de la situación, a lo mejor, (necio) diciéndome que era el juego de la vida.
Cretino.
Puede que la tormenta me alejara del camino.
Bueno... yo, como es habitual, caminaba sobre tierra firme... llevaba años haciéndolo, (de hecho, desde que yo era propietario de mi vida) pero la tormenta nunca fue excusa, ni las piedras, ni las caídas...
Yo recorro el camino que elijo, yo camino sobre el asfalto que yo he creado, y yo decido si camino sobre asfalto o sobre barro.
Esta noche, como todas, miro el camino que he recorrido y, (cómo no) retomo mi camino esbozando una sonrisa, porque hoy, afortunadamente, me siento vivo, por haber recorrido un camino, y porque me queda camino por delante!
Je.